Una persona puede cambiar tu vida para siempre

chiara corbella

Conocí la historia de Chiara Corbella en el 2014, gracias a mi amiga Sofía (un hurra por ti, ¡eternamente agradecida!) y desde entonces me acompaña siempre en el corazón porque nada ha sido igual. Han pasado ya cuatro años y sigo pensando lo mismo. O incluso más aún: que puede cambiar tu vida y también, quién sabe, ojalá tu (mi) muerte.

A grandes rasgos, ésta es la historia: Se casó con 25 años y un año después dio a luz a su primera hija, que nació con anencefalia y sobrevivió cuarenta minutos tras el parto. «El momento en el que he visto a mi hija ha sido un momento que no olvidaré jamás. Han sido unos minutos inolvidables. El día de su nacimiento podré recordarlo como uno de los días más bellos de mi vida», dijo Chiara al respecto. Como dice el libro, se habían preparado para lo peor, no para tanta belleza. Un año después, Chiara da a luz a Davide Giovanni, de nuevo con una enfermedad incompatible con la vida pero absolutamente diferente a la primera, y que de nuevo vive otros cuarenta minutos. Chiara decía: «No entiendo, pero lo acojo. Si Dios crea la vida para la eternidad, ¿cómo le voy a decir que no?». Sabían que Dios no les había decepcionado la primera vez, y se fiaron la segunda. Y de nuevo, vuelven a dar testimonio de que están contentos y agradecidos a Dios por la belleza de todo lo que han vivido. Meses después, Chiara se queda de nuevo embarazada. Esta vez todo procede normalmente, Francesco es un bebé sano que va adelante sin problemas. Sin embargo, en el quinto mes de gestación a Chiara le detectan un tumor en la lengua que poco a poco se va extendiendo a los demás órganos. Decide posponer el tratamiento hasta poder dar a luz sin riesgos para su hijo. Cuando llega el momento, el cáncer está ya muy avanzado y un año después muere.

Como decía, ésta es la historia, los hechos. Pero hay mucho más.

Una historia tan fuerte y tan profunda no puede ser resumida en hechos simplemente. Importa cómo se vive esta historia. Importa para qué. Cuando la vida te da una sola salida posible, es tu oportunidad de decidir cómo quieres pasar por esa puerta. Es tu oportunidad de hacer que tu historia merezca la pena, que valga tanto para ti como para otros, que dé frutos para siempre. Es tu oportunidad de hacer una historia de eternidad. Eso hizo Chiara. Obviamente no lo hizo sola, nadie humanamente podría. Para los que tenemos la inmensa suerte de tener fe, es quizá más posible intuir la verdad que hay detrás de todo esto, que Dios puede hacer algo así de maravilloso si tú te dejas. Chiara decidió vivir cada día pidiendo «la gracia de poder vivir la gracia», de vivir santamente cada prueba, de ir poco a poco, con i piccoli passi possibili, que decía ella. No necesitaba una gracia especial para el día siguiente, sino para el de hoy. Ella sabía que la cruz era una colocación provisional, una transición. Decidió fiarse, fiarse de que Dios es un Padre bueno que había pensado todo y que a cada momento les daría la fortaleza suficiente para afrontarla. Chiara amó hasta el final, se donó hasta el final (¿qué madre con un bebé pediría a otras que lo amamantaran para que el niño no se acostumbrase a ella cuando ya no estuviese? ¿qué madre haría una renuncia así?), aceptó hasta el final…

El día antes de su muerte respondió con toda serenidad a su marido cuando éste le preguntó: «Chiara, ¿pero es de verdad tan dulce el yugo, la cruz, como dice Jesús?», «Sí, Enrico, es muy dulce«.

Comprendiendo que ya llegaba la hora para su esposa de partir al Cielo, Enrico mandó un mensaje a todos sus amigos: «Las lámparas están ya encendidas. Esperamos al Esposo«. Esto último lo escribo pensando en todos los hombres que leen MTQS: este artículo es también para vosotros.

He escrito decenas de posts distintos en mi cabeza durante los últimos meses (y unos cuantos por escrito de verdad) para hablar de Chiara Corbella. Ninguno me convencía, ninguno era suficiente, ninguno le hacía justicia. Tampoco éste que estáis leyendo me convence en absoluto. Nada le hace justicia ni a su historia ni a todo lo que puedo sentir. Así que después de escribir y borrar durante días, tiro la toalla. Y es que no puedo pretender superar con mis palabras lo fantástica que es esta historia. Quizá por eso ni me convencía ningún post ni me convence éste. Me rindo -así tenía que ser- y dejo  hablar a la historia de Chiara. Quizás ésta sea otra enseñanza: es preciso que ella crezca y que yo (mi orgullo de periodista) disminuya.

Chiara, estoy convencida de que quien te mira y te recuerda con tristeza no ha entendido nada. Cuando tu historia infunde luz, alegría y esperanza en el corazón es cuando se ha entendido profundamente. Cuando uno se maravilla de lo que Dios es capaz de hacer en las personas si éstas Le dejan es cuando se ha llegado al quid de la cuestión. Cuando te dejas hacer es cuando el grano de trigo que cae en tierra y muere puede dar fruto abundante. Todos deseamos profundamente dejar un legado de eternidad aquí en la tierra: tenéis la oportunidad de conocer a alguien que lo hizo y el empujón para hacerlo vosotros mismos si os dejáis hacer.

Nuestra segunda hija se llama Chiara por ti. Decidimos que un don tan grande como haberte conocido no podía quedar en el olvido. Es una manera de recordarte más a menudo, de recordarnos a lo que aspiramos cada día: la santidad. También quisimos agradecerte de esta manera que cambiaste nuestro matrimonio. Tú misma decías que cuando se pone el matrimonio en primer lugar todo procede con orden, y en los últimos tiempos asegurabas que lo estabais experimentando. No en vano Enrico decía: «Si mi esposa está yendo hacia alguien que la ama más que yo, ¿por qué debería yo estar triste? El amor no es poseer y el matrimonio trata de ayudar al otro a ser feliz. Pues aquí estamos, éste es el momento». Tener esto en cuenta nos ayudó muchísimo en su momento y nos ayuda aún hoy.

El título de este post es exactamente lo que deseo dejaros en el corazón: hay personas que pueden cambiarte la vida para siempre. No perdáis esta oportunidad y haceos con el libro cuanto antes. Hace poco leí una frase que puede resumir muy bien todo esto: «Escoge bien por lo que estás dispuesto a morir, porque sólo puedes morir una vez». Gracias Chiara por indicarme claramente por lo que deseo vivir y morir. Gracias por hacerlo carne en ti.

 

Aquí os dejo los datos del libro (por si quedaban dudas, ¡éste no es un post patrocinado!):

Nacemos para no morir nunca
Simone Troisi y Cristiana Paccini
Editorial Palabra

Enlaces para comprarlo:
Editorial Palabra
Casa del Libro
Amazon

También te puede gustar...

4 comments

  1. Gracias Sara por decidirte a lanzar este articulo. Tus apasionadas palabras y el testimonio de Chiara aportan mucha luz para vivir el sufrimiento confiando en Dios.

  2. Me alegra mucho que te hayas decidido a publicar un post sobre Chiara.
    Leí hace meses un libro que también cuenta su historia: «¿por qué sonríes siempre?», de Lucas Buch.
    Da gusto leeros, gracias!!

  3. También a mi esta historia me ha marcado muchisimo yme ayuda como un memorial ,para vivir mi dia a dia con un corazon agradecido y con ansias de poder entrar en el amor verdadero en esta vocación que es el matrimonio.
    Tambien recomiendo el libro.
    Gracias por hablar de ella y recordarme tantas cosas.
    La Paz

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *