Lunas de miel

En tiempos de no-covid un grupo de amigas tomaba un café relajadamente. Una de ellas comentaba: “Recuerdo mis primeros años de casada, fueron geniales, pero el sexo ¡un desastre!”. Otra se quedó pensando algo rayada, “claro, si sólo disfrutan ellos…”.

Permitidme el atrevimiento de ahondar en esta realidad femenina, aunque para muchas puede resultar algo osado por mi parte. Lejos de querer abochornar a nadie, lo que quiero es ayudar a aquella que se sienta, aunque sea mínimamente, identificada con lo que voy a contar. Puede resultar vergonzoso no disfrutar del sexo, o no hacerlo tanto como te gustaría, más hoy en día que parece que todo el mundo vive en un orgasmo perenne (falso, por cierto). Pero, sobre todo, lo que más palo puede dar es tener que contarlo.

Leer más

La sociedad de los hijos congelados

“El embrión está claro que es vida, pero que sea humana, no lo sé”, me decía una persona. Y este breve comentario, casi al azar, me obligó a pensar… y mucho.

Cientos de parejas acuden a la reproducción asistida deseosas de realizar su sueño de ser padres. Se les dice que cuantos más embriones se obtengan mejor, para que al menos uno de ellos termine en embarazo. ¿Alguien se para a pensar qué pasa con los “sobrantes”? Todo empieza cuando nos permitimos hablar de ellos con ligereza. Hasta tal punto nos hemos anestesiado que no somos conscientes de que esos embriones son hijos de alguien, son sin duda vidas humanas (pero no debemos decirlo muy alto para no hacer sentir mal a nadie). ¿Qué nos está pasando que, sin darnos cuenta, nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad de hijos a la carta?

Leer más