En tiempos de no-covid un grupo de amigas tomaba un café relajadamente. Una de ellas comentaba: “Recuerdo mis primeros años de casada, fueron geniales, pero el sexo ¡un desastre!”. Otra se quedó pensando algo rayada, “claro, si sólo disfrutan ellos…”.
Permitidme el atrevimiento de ahondar en esta realidad femenina, aunque para muchas puede resultar algo osado por mi parte. Lejos de querer abochornar a nadie, lo que quiero es ayudar a aquella que se sienta, aunque sea mínimamente, identificada con lo que voy a contar. Puede resultar vergonzoso no disfrutar del sexo, o no hacerlo tanto como te gustaría, más hoy en día que parece que todo el mundo vive en un orgasmo perenne (falso, por cierto). Pero, sobre todo, lo que más palo puede dar es tener que contarlo.