De un tiempo a esta parte escucho mucho hablar de «corresponsabilidad en el hogar» en el sentido de «reparto equitativo de tareas» entre hombre y mujer. A priori puede parecer una reclamación noble y necesaria, pero a mí me parece francamente insuficiente.
No niego que puede ser práctico repartir tareas por logística familiar, pero no comparto en absoluto que la razón de fondo deba ser una cuestión de igualdad entre los sexos. Para mí no hay otro motivo que sostenga la gestión del hogar que el amor al otro y la entrega mutua. Sí, sé que puedo parecer un poco exagerada, pero es que no somos una empresa. Y si el amor conyugal está en el corazón de la vida familiar, también lo está en las tareas domésticas.