Lo que de verdad sostiene a una familia con 12 hijos

«No solo hay que ser buena sino que que hay que estar todo lo buena que puedas estar». ¡Ahí es nada! Con ustedes: Mar Dorrio, una mujer que desborda fortaleza, agudeza, sabiduría y buen humor. Casada con Javier desde hace 21 años y madre de 12 hijos en la tierra y otros cuatro en el Cielo, no tardó ni un minuto en aceptar esta entrevista. La primera de una serie de entrevistas a mujeres inspiradoras, que esperamos ir ofreciéndoos periódicamente.

Eficaz, atenta y extremadamente servicial, Mar es una de esas personas a las que conviene arrimarse, y es que es capaz de iluminar la experiencia de la vida familiar con total sencillez y acierto. Lo hace a través de su blog Why not twelve? y ahora también a través de un nuevo proyecto llamado «El café de los viernes» que ha abierto al mundo a través de su cuenta de Instagram. Sobre todo ello, y, por supuesto, sobre su vida familiar, quiero yo preguntarle a esta mujer que me duplica en número de hijos y de la que no hago más que aprender. ¿Qué es lo que de verdad sostiene a una familia con 12 hijos? Pasen y lean.

Leer más

Hermanos

Seis hermanos / Foto de Isis Barajas

Que mis hijos sean seis hermanos es hoy una rara avis, y sobre ella he de admitir públicamente algunas cuestiones…

Es cierto que no frecuentan muchos cumpleaños, ni van de vacaciones al extranjero, ni cuentan con espacio propio en casa (a excepción de su cama)… Es cierto que estrenan poca ropa, que deben ponerse de acuerdo para ver una película apta para todos y que hay que apretarse para caber en la mesa de la cocina. Es cierto que deben esperar turno para jugar veinte minutos al iPad en el fin de semana y que incluso para contar cada uno sus batallas del colegio hay que organizarse y esperar que toque la vez.

Leer más

El mayor ya lo sabe

El mayor ya lo sabe

No lo esperaba tan pronto. Confiaba en tener un añito más de inocencia intacta y más después de haber superado la prueba de este año con nota. Mi hijo mayor, de 9 años, había pasado unas Navidades estupendas y, por supuesto, tenía una ilusión enorme por que llegaran los Magos de Oriente. Hizo su carta con bastante antelación y se la entregó a Melchor justo en la víspera de la Epifanía en nuestra parroquia. Ningún comentario parecía cuestionar nada. Solo dijo: “Mamá, yo creo que los Reyes que vienen a la parroquia no son los de verdad”. Y ya.

Leer más

Una recomendación educativa y una receta para niños

Dos al precio de uno, que la crisis sigue apremiando. ¡Todo sea por nuestros niños!

Empecemos por la recomendación: después del sensory board del que ya os hablé hace tiempo, ahora os aconsejo también la torre de aprendizaje Montessori. La recomendaría una y mil veces. No digo que la usamos todos los días, pero casi casi. Nosotros compramos ésta (me vais a perdonar, pero para el tema de los acentos soy muy old style) de segunda mano, aunque hay muchas otras para elegir, y algunas incluso Do It Yourself customizando este taburete de Ikea.  Pero también os digo una cosa: basándome en mi experiencia, no recomendaría las otras. Ésta torre es la única con forma de cubo, es decir, cubierta en todos sus ángulos.Las demás tienen siempre barras de protección laterales, no paredes de protección laterales. Y, a mi modesto entender, un cubo total evita de que el niño pueda resbalar y caer (¿O acaso mi hija es la única capaz de tropezarse en suelo llano sin ningún objeto alrededor? ¡Decídme que no!), golpeándose el mentón o quién sabe qué en su caída. Lo dicho: aunque yo la compré de segunda mano, vista su calidad y robustez la compraría también nueva, incluso costando lo que cuesta.

Leer más

Sensory board estilo Montessori: ¿Te animas a construir uno?

Niña con Sensory Board estilo Maria Montessori para jugar y aprender

Hoy os quiero mostrar un pequeño «invento» que hemos construido este fin de semana en muy poco rato y que está procurando no pocas horas de diversión a nuestra hija pequeña. Se llama Sensory Board y está inspirado en la filosofía educativa de María Montessori. Esto es, que los niños hagan y descubran con sus propias manos, respetando sus tiempos. Y cuanto más conectado con la vida real, mejor. Implicándoles en actividades que tengan que ver con la vida del adulto.

¡He aquí cómo lo construimos!

Primero compramos una tabla en el rincón de los «descartes» de Leroy Merlin, y después diversas cosas manuales que podíamos atornillar/pegar a la misma: timbres, cerrojos, manillas, luces… The sky is the limit! Para esta segunda parte te invito a que busques en Google la palabra «Sensory Board» y encontrarás miles de ideas y opciones. También pensé en añadirle unos adhesivos para hacerlo todo más bonito e infantil.

Una vez comprado todo, basta simplemente un taladro y celo biadhesivo, ¡y manos a la obra!

Leer más

Esas preguntas inoportunas sobre sexo

Las preguntas sobre sexo nunca llegan en el mejor momento. Normalmente, estás en la cola del supermercado o en el coche con los hermanos pequeños, cuando tu hijo te grita desde atrás un “¡mamáaaaa!, ¿qué es f…?”.

El otro día mi hijo de ocho años cogió un papel del suelo. Ponía algo así: “Nueva en el barrio. Masajes desde 20 euros. Llámame al…”. Y de fondo, una mujer semi desnuda en una postura sugerente.

-Mamá, ¿qué es esto?

-Deja eso, ¡no se cogen las cosas del suelo! –corrí a responder.

-Pero, mamá, ¿que qué es esto? -me contestó muy serio.

-¡Que nada! ¿No te he dicho mil veces que no se cogen las cosas del suelo? –entré en bucle.

Ya iba yo a arrebatarle el papelito de las manos, cuando mi marido se acercó con una tranquilidad pasmosa. “Deja, ya me ocupo yo”. Y pensé: “Perfecto, ¡todo tuyo!”. Me adelanté en el paseo con el resto de la camada y los dejé a los dos solos charlando. “A ver, hijo, ¿qué pone en ese papel?”, oí que decía mi marido, mientras yo me alejaba con los pequeños. Y ya no alcancé a escuchar nada más.

Leer más

Cinco minutos más de cuento

Martes por la noche, antes de ir a dormir. Estaba contándole un cuento a mi hija de tres años. Llegamos a unas páginas repletas de hadas, y mi pequeña, inocente ella, me preguntó: “Mamá, ¿cómo se llama esta hada?”. “Rosa”, contesté yo. “¿Y esta, mamá?”, continuó. “Violeta”. “¿Y esta otra?”… Suspiré. Sabía que no iba a terminar de preguntar hasta llegar a la última de las veinte hadas que aparecían en aquella doble página infinita. Era tarde, era hora de irse a dormir; de hecho, ya deberíamos estar rezando. Yo estaba agotada, no veía el momento de tenerlos a todos acostados y descansar un rato en el sofá. Aunque, en realidad, todavía quedaba por recoger la cocina, doblar la ropa, dar la última toma a los bebés que se empezaban a inquietar… “¡Mamáaaaaaa! ¿que cómo se llama esta hada?”.

Leer más