Ayer me encontré quejándome amablemente ante la coordinadora del colegio de mi hija de 4 años porque había vuelto a casa con un dibujo de una calabaza con un sombrero de bruja. Pensaréis que es un colegio público. Ay, amigos… No lo es. Privado y católico. Repito: Privado y, sobre todo, CATÓLICO. Y la coordinadora llevaba toca y una cruz bien grande en el pecho.
Hacía varios días que rumiaba el contenido de este artículo y posiblemente si tuviera más tiempo (y estuviera menos cansada, todo hay que decirlo) habría dedicado más líneas a lo que tengo que decir. Pero así son las cosas. Por suerte la conversación de ayer me dio el empujón definitivo.
Me había preparado mi argumentario mental varias veces para no olvidarme ninguno de los puntos. Pero reconozco que, si bien lo viví con la libertad de quien tiene el derecho a expresar su desacuerdo con educación, también habitaba en mí una cierta incomodidad por tener que dar los argumentos que di a una religiosa formada y, bajo mi punto de vista por lo poco que la conozco, muy competente en su campo. Y sin embargo, ese dibujo de la calabaza llegó a mi casa, y salía de sus aulas.
Pues bien, procedo a elencar aquí el argumentario que presenté ante la monja:
- Estamos en un colegio católico. (Ya sólo éste debería ser el único argumento, ¿verdad? Pero no sigo por aquí que entraríamos en el terreno de la crítica…). En un colegio así espero que mis hijos estén expuestos a todo lo que hay de bello, bueno, agradable y perfecto (lo dice la Escritura en Rm 12, 2. Y sí, tal cual se lo dije a la monja). Trabajamos todos juntos en formar a los niños y en transmitirles nuestras creencias. ¿En qué punto se sitúa Halloween en todo esto? Mi querida suora (vivo en Italia) me dio la razón.
- Halloween es una fiesta de origen satánico. Es así. De tradición celta, coincidía con el final del verano y estaba dedicada al sanguinario dios Samhain, el dios de la muerte. Precioso. Nuestros hijos celebrando la fiesta del dios de la muerte. Qué tierno, ¿verdad? Con ocasión de la fiesta, los antiguos celtas preparaban un gran altar en el que sacrificaban alimentos, animales e incluso personas. Se considera la Nochevieja mágica. ¿Recordáis lo de «Truco o trato»? ¿Sabéis qué quiere decir? Significaba que, cuando pasaban por las casas los antiguos druidas, lo que estaban exigiendo era: «O me das dinero, alimentos o un humano para sacrificar, o bien recibirás mi maldición». ¿Dónde está la diversión aquí? Añado aquí que el famoso exorcista Gabriele Amorth, hablando de la «fiesta» de Halloween, dice: «Es una trampa del demonio. Da asco y me da asco. Es una fiesta pagana, anticristiana y anticatólica proveniente de tierras nórdicas y difundida en Estados Unidos. Pretende dejar en segundo lugar a la Fiesta de Todos los Santos. Su objetivo es obstaculizar la santidad. Es una ideación del demonio que quiere desbaratar los planes de Dios. Esta fiesta tiene sus raíces en el paganismo y el satanismo, y aún hoy es una peligrosa forma de idolatría demoniaca». Me niego de forma rotunda a que mi hija participe activa o pasivamente en nada que tenga que ver con esta fiesta. No pude extenderme tanto como lo he hecho aquí, pero lo más fundamental se lo dije. También aquí me dio la razón, aunque reconozco que con mucho menos entusiasmo.
- Si todo esto no basta (que debería), al menos nos queda el argumento pedagógico. Y aquí podría recurrir al capítulo sobre el feismo del libro Educar en el asombro de Catherine L’Ecuyer. Fantástico y recomendadísimo. ¿Por qué poner en contacto al niño con algo vacío, vulgar, que encierra poca Belleza, mientras podríamos rodearle de mucha más Belleza? […] El culto hacia lo feo es consecuencia de la pérdida de asombro, por lo que todo lo que no respeta la naturaleza del niño contribuye a ello. Muchas de las cosas feas que se comercializan (véase Halloween, esto lo añado yo) apelan a su adicción a la sobreestimulación […] y a la atracción que el niño siente hacia el misterio.[…] Pero es un misterio vacío, vulgar y tétrico. No es un misterio que llena la vida del niño de sentido. […] ¿Carece de belleza? Pues, en el mejor de los casos, se trata de una pérdida de tiempo para nuestros hijos. Y en el peor, les hace daño porque no respeta su naturaleza, sus necesidades, sus ritmos, su orden interior. ¡Para nuestros hijos, sólo Belleza y a lo grande!«. Es decir, que nuestros hijos tienen dentro una capacidad innata de asombro, una capacidad espectacular de apreciar la belleza en todo, incluso lo más sencillo. Mi hija sigue coleccionando por tercer Otoño consecutivo hojas de diferentes colores. Sigue buscando flores y plantas originales. Sigue imaginando las formas de las nubes. Está en nuestras manos impulsar esto y cuidarlo como el tesoro que es. ¿Por qué tenemos que exponer a niños de cuatro años a una fiesta y una «tradición» que no forma parte de nuestra cultura y de nuestra herencia cristiana? No tiene sentido. Y ellos no pueden entenderla, no tienen la capacidad de distinguir lo real de lo imaginario. «Luego nos preocupamos porque sueñan con monstruos o tienen miedo…», añadí también. Aquí de nuevo la religiosa me dio la razón. No es una fiesta para niños, menos aún tan pequeños.
- Celebremos Holywins. ¡La santidad vence! «Tenemos la fiesta de Todos los Santos», le dije. Es una fiesta preciosa, muy inspiradora si se quiere. Vistamos a los niños de santos, contémosles historias. El arcángel San Miguel con la espada, por ejemplo». Llegué incluso a enseñarle el programa de Holywins de una parroquia de Madrid (¡gracias por la info, Noe!) con desfile de disfraces de santos, cada niño tiene que contar la historia del suyo, premios a los más originales y santa misa al final. Tengo que decir que aquí la monja había desconectado totalmente y me estaba escuchando con el piloto automático. Una amable sonrisa de «en este jardín no me voy a meter». Que conste que lo intenté…
Y hasta aquí mi exposición de motivos, que espero que pueda ser útil a quien se encuentre en una situación similar a la mía. Cosa, por desgracia, muy común. ¡Espero que este rápido artículo llegue a tiempo para alguna buena conversación! Lo dicho: ¡Para nuestros hijos, sólo Belleza y a lo grande!
8 comments
Muchas gracias por recordarme claramente por qué no celebro este día. Por suerte en el colegio de mis hijos, católico también, no se celebra y se lucha por mostrarles lo bello de la vida.
Me gusta mucho vuestro blog y vuestro testimonio!
Ah, Italia… Una coordinadora con toca y crucifijo en España, creo que es difícil de ver.
En el cole «católico» de mis hijos lo tratan dentro de la asignatura de Inglés, pero sin más importancia. Lugo está el negocio de jugueterías, bares y demás.
Grandísimo post
Me siento súper identificada contigo, tengo tres hijos y desde la más pequeña que va a una escuela infantil hasta los dos mayores 5 y 6 años, les llevamos a escuelas católicas, para que vaya todo unido de la mano el camino y los valores. La primera sorpresa para mi, fue en la reunión de la guardería cuando nos dicen, que este año los niños se iban a vestir de brujas, y esas cosas…para dicha fiesta, claro yo lo dejé claro que no me lo podía creer que si llevo a mi hija a una guardería católica lo que menos espero es esto, y la profesora, me dijo: «mamá hay que renovarse», y la dije: » perdona pero no, no me parece que draculas, niños que vayan vestidos o pintados de sangre sea, lo más normal, y que una escuela católica, de más importancia a celebrar esto que a todos los santos»…bueno en fin, la lié con todo mi sentir porque quiero y valoro a la guardería de mi hija, pero no estoy de acuerdo. Pero ayer mis hijos después que les explicamos que nosotros no celebramos Halloween, porque nosotros celebramos la vida, no la muerte… Pues salen con el murciélago, con máscaras si echas por ellos, pero de cosas de esta fiesta….
Así que el lunes pondré una queja, y se lo dije alguna hermana, y me dijo que ella estaba de acuerdo conmigo, pero no estaba en sus manos, pero que hacía muy bien en poner una queja, y me ánimo hacerlo con más madres.
Querida Sara:
Gracias por tu artículo. ¡Qué esclavitud más triste y extendida la de esas monjas sometidas al pensamiento dominante!
¡Qué triste el colegio, la parroquia, el convento o la familia en que este pensamiento no sólo es aceptado sin discusión, sino que, además, es recibido como si fuera fuente de libertad!
Gracias también por tu valentía, al ir a hablar con la hermana coordinadora del colegio.
Indicándonos a su manera lo que es ser «católico», san Pablo nos dice: «Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta» (Flp 3, 8).
Un fuerte abrazo, querida Sara:
José Mari
Hola, no pretendo hacer una crítica, que cada uno tiene su sentir religioso, pero quiero explicar porque a mi me encanta esta festividad. Me encanta la forma mexicana de vivir el día de muertos. Hasta que no conocí esa tradición nunca me había gustado el día de todos los santos, siempre he defendido que por la gente que queremos tenemos que hacer todo en vida, no limpiar piedras y llevar flores una vez al año. Pero me encanta pensar que hay un día al año en que se abre una puerta y nuestros seres queridos vienen a festejar con nosotros, no a llorar y a limpiar lápidas, sino a comer, beber, bailar, cantar y divertirse. Y si creo que el que los niños se disfracen, y vean cosas «feas» ese día hace que no teman a la muerte, sino que sea algo que existe y que no hay que asustarse ante ella.
Vaya fundamentalismo religioso, desde hace muchísimo tiempo Halloween es sencillamente una fiesta de disfraces donde los adultos que quieren salen a divertirse entre amigos y los niños la pasan súper bien disfrazándose y recibiendo golosinas gratis. Jamás he visto a nadie darle un sentido religioso, profano o nada por el estilo a ese día, es como un mini-carnaval.
Hola Roberto muchas gracias por tu comentario, te contesto con muchísimo gusto. Hace años escuché el audio de una conferencia que hablaba precisamente sobre los orígenes satánicos de Halloween. Alguien entre el público le hizo una pregunta, totalmente justificada, que me recuerda mucho a tu comentario: ‘Es verdad que es una cuestión muy seria -decía la persona en cuestión- pero, ¿le puede suceder todo esto a alguien que no lo sabe? ¿Acaso un niño que celebra Halloween inocentemente va a estar bajo el influjo del demonio?’. Y el conferenciante le respondió: ‘Querido amigo, pongamos que yo tengo una botella de vino envenenado y usted no lo sabe y lo bebe. ¿El hecho de que usted no lo sepa lo librará de envenenarse acaso?’. Espero con esto haber respondido a tu pregunta. Un saludo!