Eran las nueve de la mañana del tres de octubre de 2018 en la calle Ana de Austria del barrio madrileño de Sanchinarro. Como es habitual, varios coches en doble fila, otros saliendo y los que llegan aprovechan los huecos. Todos nos movemos de modo automático, damos los buenos días y se percibe un típico vaivén cotidiano con el que a ritmo vertiginoso dejamos y damos a nuestros hijos en la escuela infantil. Esa mañana, desapercibido, un padre olvida dar a su pequeña, la deja en el coche y marcha a su trabajo.
Hacer extraordinario lo ordinario
Conversación normal en mi casa en un día en el que hemos invitado a un amigo de los niños a jugar: – Éste es Juan. Juan, dile «hola» a mi amigo (y Juan, encantado, como siempre, saluda alegremente). Mira, ¿ves? […]
El cáncer y la cebolla
Me llamo Laura, tengo 38 años, y estoy casada desde hace casi siete con José Antonio Méndez, periodista y serio aspirante a la santidad (aunque él, como todo presanto que se precie, se escandalizará cuando lea esto último). Soy profesora […]